martes, 9 de noviembre de 2010

Bello Martirio

<<Cuerpo de mujer mía, persistiré en tu gracia. 

Mi sed, mi ansia sin límite, ¡mi camino indeciso! 

Oscuros cauces donde la sed eterna sigue, 

y la fatiga sigue, y el dolor infinito.>>

                                               Pablo Neruda



           Y ahora estoy en una gran habitación, echado, mirando el techo, esperando que me traigan comida; ya casi era hora de almorzar y la señora que decía ser mi madre era muy puntual en los horarios. La habitación era de mis gustos: posters pegados en las paredes, de "The Beatles", "Led Zeppelin"," Nirvana", una guitarra acústica de madera que brillaba, un estante lleno de libros, el sol que atravesaba la ventana y alumbraba perfectamente la habitación, y todo lo demás en orden. Ahora escucho el sonido de la puerta abriéndose y entra a mi habitación la señora que dice ser mi madre, con una bandeja que contiene un plato de comida, un vaso (que parece ser jugo de naranja), y siempre, muchas, muchas, pastillas de diferente colores y tamaños.  

La señora que decía ser mi madre, me daba de comer; porque no sabía comer con un tenedor ni con ningún otro cubierto. Me estaba dando de comer, hasta que su voz rompe el silencio, mostrándome una fotografía de ella y el señor que dice ser mi padre, abrazando a un niño. Detrás de ellos, una playa paradisiaca, el sol radiante y chicas en bikini entrando a ese cristalino mar.

 -¿Te acuerdas, hijo, cuando fuimos a Hawai?
 -No, pero me gusta mucho el lugar.
 -Sí que te gustó, pasabas todo el día en la playa y no te querías ir, hijo.

Lo bueno de terminar de comer, es que siempre me daba sueño, y a mi me gusta mucho soñar, de esa manera tengo la esperanza de volverla a ver, esa chica que no puedo quitar de la cabeza, que sé muy bien que existe y que pronto la veré, y la reconoceré y le diré:<<Cuánto tiempo ha pasado, cuánto tiempo no he estado viviendo,sino matando el tiempo>>. La señora que dice ser mi madre, me hizo tomarme las pastillas, se llevó la bandeja, me tapó con la cobija hasta los hombros, y me dio un beso en la frente de despedida.<<Sueña con los angelitos>>.

Esa tarde, soñé que estaba en un campo, en un atardecer, y estaba ella con el cabello cubriéndole el rostro por el viento que soplaba, ya estaba a punto de tocarla, para que me pueda ver. Pero, ella se alejó corriendo, corría, y yo la perseguía, y cada vez corría más rápido. No la podía alcanzar, ella corría en el mismo sentido y el campo parecía infinito, todo alrededor era exactamente lo mismo, y sólo la veía de espaldas corriendo, escuchando sus rápidas y repetidas pisadas en el pasto. Qué horrible pesadilla, era inalcanzable, no volteó ni una vez y no paraba de correr. Desperté con un grito y sudando, a los pocos segundos entró la señora que dice ser mi madre,asustada y consolándome diciendo que sólo fue una pesadilla y que ella siempre estaría conmigo para cuidarme, que daría mi vida por mí, porque soy su hijo.

Ahora temblaba, echado en mi cama, e intranquilo. Un doctor me observaba con una luz que le salía de la frente, cegadora, sacó de su gran maletín unas pastillas y me dijo que me las tome en ese momento. Volví a caer profundamente dormido.

Soñé diferente esta vez, ahora era un lugar en el que no había nada, y estaba echado en el piso. Sólo di un parpadeo y aparece ella echada a mi costado, con delgadas flores que le rozaban la cara, y me mira con esos ojos tan perfectos y que cada vez que los veo me da ganas de vivir en ellos para siempre.Las únicas palabras que pronunció fueron: <<Te extraño, no te vayas de nuevo,quédate conmigo.Por favor>>. Volví a parpadear y   desapareció sin dejar rastro alguno.

Quería para siempre estar con ella, y la única manera que la podía ver era quedándome dormido. Odiaba estar despierto, no verla , no sentirla, no oler ese aroma que la caracteriza siempre; llegué a la conclusión que no tenía sentido estar despierto. Había sólo una manera de quedarme dormido para siempre: me levanté de mi cama, y miré que tan alto estaba mi habitación hasta el primer piso: lo suficiente como para romperme el cráneo, sentir dolor por un corto tiempo, y morir feliz. Y eso fue lo que hice: me fui hasta el otro extremo de la habitación, corrí y di un salto contra la ventana, rompiéndola y caí, y sentí el dolor más fuerte y profundo que en mi vida haya sentido, no podía moverme y a los pocos segundos me desmayé de dolor.

Y ahora estoy en un hospital y,obviamente, que sobreviví, sino no les estuviera narrando esta historia. Estaba enyesado de los pies a cabeza, maquinas a mi alrededor, de mi brazo salían cables que servían para alimentarme, y en ese momento escuchaba los sollozos de la señora que dice ser mi madre. Yo no agradecía estar vivo, todo lo contrario: quería dormir para siempre ya. Y empecé a llorar, a llorar de cólera porque quería verla, y era imposible estando vivo, no me podía mover, no podía hablar, no podía hacer nada, qué sensación tan execrable.Y lloraba sin parar, esperando estúpidamente ahogarme con mis propias lágrimas. ¿Quién eres?¿quién soy?¿cómo lo hiciste, cómo me robaste el corazón y ocupaste mi mente hasta este punto?¿eres de verdad?¿por qué juegas conmigo?¿por qué me haces cometer estas cosas?. Quítame este sufrimiento ahora, ya deja de martirizarme, te lo ruego...te lo ruego.....te lo ruego.