jueves, 1 de diciembre de 2011

Oye, tú

Oye, tú, afuera en el frío
Asolándote, envejeciendo.
¿Me puedes sentir?
Oye, tú, parado en los pasillos
con picazón en los pies y desvaneciendo sonrisas.
¿Me puedes sentir?
Oye, tú, no dejes que entierren la luz.
No te rindas sin luchar.

Oye, tú, por ahí andando por tu propia cuenta
Sentado desnudo al teléfono
¿Me tocarías?
Oye, tú, con el oído pegado contra la pared
esperando a llamar a alguien.
¿Me tocarías?
Oye, tú, ¿me ayudarías a cargar la roca?
Abre tu corazón, estoy yendo a casa.

Pero fue solo una fantasía.
La pared estaba muy alta,
como podrás ver.
No importa cómo lo haya intentado,
no pudo liberarse.
Y las lombrices le devoraron el cerebro.

Oye, tú, afuera en la autopista,
siempre haciendo lo que te dicen.
¿Puedes ayudarme?
Oye, tú, afuera más allá de la pared.
Rompiendo vidrios en el pasillo,
¿Puedes ayudarme?
Oye, tú, no me digas que no hay esperanza alguna.
Juntos nos mantenemos, divididos nos caemos.

Pink Floyd- Hey you


jueves, 14 de julio de 2011

Venganza tácita

 Se despertaba de nuevo de las tres insuficientes horas que dormía, pues el insomnio lo iba consumiendo poco a poco psicológica y físicamente desde hace algunos años (tenía la cara pálida, profundas y marcadas ojeras y los labios quebrados). Y no es acaso desde ese momento que su ánimo es lánguido y la suerte que solía disfrutar hace diez años atrás cuando vivía el auge de su juventud ya lo había abandonado por completo. Tal vez fue por todos esos actos viles que había cometido, el sufrimiento que le causaba a sus padres con su actitud, el odio y rencor que le tenía a muchas personas, el culpable de haber dejado a su hermano en una silla de ruedas; el karma se estaba cobrando y lo estaba derrumbando, envejeciéndolo.

Santiago, caminó por las empapadas calles bajo el cielo gris que daba el aspecto de una ciudad deprimente y desesperanzada. Caminaba como si sus pies ya supieran por donde ir y con parsimonia para no resbalar porque había llovido torrencialmente. Llegó a la parada de autobús, los cobradores, a veces colgados como monos, gritaban nombres de avenidas y hacían ademanes invitándolo a pasar al vehículo desde sus puertas. Subió a la misma línea en la que siempre viaja y divisó las caras soñolientas y deprimidas de los pasajeros. Se había sentado al costado de la ventana y veía las casas de la avenida pasar rápidamente ante sus ojos mientras una violenta lluvia intentaba, en vano, empapar su cara. "¡Qué bonita flor, qué linda flor!", vociferaba un niño de rasgos indígenas y con ropa maltrecha al compás de un objeto tubular anillado que raspaba rítmicamente con una especie de peine. El trayecto duró apenas 20 minutos pero a Santiago le parecieron 2 horas.

Su ex esposa, Margaret, vivía en un pequeño apartamento con la hija que había tenido con Santiago y que tenía apenas 5 meses de vida. Vivía también con su conviviente, una chica de cabello muy cortó que siempre andaba con pantalones color caqui y un cinturón exageradamente grande, zapatos negros y una camisa que era siempre a cuadros pero de distintos colores; nunca usaba corpiño por lo que siempre pudo ver sus pezones nacientes de unos senos parecido a los de una niña entrando a la pubertad.
 -Tu hija se va a espantar con eso que llevas puesto como cara. Le dijo apenas abrió la puerta.
 -Yo creí que ya tenía suficiente con el daño cerebral que sufre diariamente al ver a esa aterradora criatura como figura paterna.
 -¿Vas a pasar? Porque si gustas, te puedo mandar a la mierda.

Entró sin responder y mientras lo hacía recordaba la vida de novio que llevaba con Margaret. Una chica a la que la vida le había dado el don de la beldad (cabello liso, para siempre delgada y con una curva que partía desde su cintura, unos labios tentadores y ojos que muchas veces lo hipnotizaron), entregada por completo a su novio y además promiscua. ¿Qué más se podía pedir en una mujer?. La suerte te quería, Santiaguito. Se casaron luego de 8 años de relación y tuvieron una hija a la que, por los extravagantes gustos de su en-eso-esposa, fue bautizada con el nombre de Babi. Pero todo acabo cuando un día, Margaret, al despertarse después de una noche de sexo frenético, se levanta decidida y camina hacía la nevera, aún desnuda, extrae una lata de cerveza alemana, regresa  a su cama mientras Santiago todavía dormía boca abajo con el torso desnudo, enciende un cigarrillo rubio y lo despierta con el vaho y olor que este producía. "Muy temprano para fumar", abrió los ojos con esfuerzo y vio a Margaret que lo miraba con desquicia y fijamente. "¿Te pasa algo, Maggi?", le preguntó. Ella se quedó con su cuerpo desnudo sentada en una silla cerca a la cama sin despegar su mirada de Santiago mientras expulsaba el humo. "¿Puedes decirme que carajos te pasa?", le volvió a preguntar impacientemente. "Soy lesbiana, me gusta Josefa y te he estado engañando con ella desde hacía 6 meses". Babi rompió el silencio que se produjo luego de la confesión de Margaret con un llanto desesperado. Luego de que Santiago tuviera las cosas en claro, cayó en una terrible depresión y el alcohol fue su única compañía antes y durante el proceso de divorcio. El juez le otorgó la custodia de Babi a su lesbiana-ex-esposa y desde entonces vive solo con un gato negro ojiverde que se encarga de cazar ratones y pericotes de su solitaria casa.

Su hija aún dormía, tenía muchos rasgos de su madre pero la sonrisa de él. Santiago sabía que Babi era su única razón por la que no se había suicidado aún. Lentamente, cogió a Babi por sus minúsculas costillas intentando sacarla de la cuna. Babi empezó a despertar lentamente sin llorar, con él nunca lloraba. Cuando logró sacarla de la cuna, la besó y la abrazó amorosamente. "Eres la única persona que me importa, me importa cada respiro que das, cada paso que aprendes a dar y, aunque la vida me esté devolviendo los golpes, prometo nunca dejarte". Le besó en la frente y jugó un buen rato con ella haciéndole cosquillas y enseñándole a pronunciar papá. Antes de meterla a su pequeña cuna, le dio un beso de despedida. Llegó al comedor y ya Josefa devoraba su desayuno que parecía especialmente hecho para un camionero. Se despidió de lejos de ambas y salió hacia la calle accidentada. Había encendido un cigarrillo y caminaba escoltado por la gente que andaba preocupada en sus propios problemas. Llegó y se sentó en la banca de un parque céntrico a pensar en Babi. Sin sollozar, empezó a correr una delgada lágrima por su mejilla derecha.

Le habían dado el derecho de ver a su hija cuando quisiera, así que lo hacía todos los días. Con frecuencia le leía un cuento y la deleitaba con música del inmortal Mozart. Una mañana, encontró una pequeña botella de whisky y colillas de cigarrillos en la habitación de Babi. Santiago enfureció y empezó a discutir violentamente con Josefa, que había admitido haber bebido y fumado en el cuarto de la bebé."¡Qué importa!, seguro será otra desgraciada como su padre", gruñía Josefa. Santiago se fue iracundo y horas más tarde, en su casa, acompañado de sus libros y mientras le daba de comer a su gato, padecería de una embolia cerebral.

16 años han pasado desde la muerte de mi padre, no puedo recordarlo demasiado porque era solo una bebé cuando lo conocí. Lo cierto es que sé que fue una persona de infinito y profundo corazón (aunque mi madre diga siempre lo contrario). La conviviente de mi madre siempre me maltrata a mí y a mi madre. Estoy tan cansada de esto que tengo muchas ganas de irme de la casa pero por ahora solo quiero asegurar mi cuarto y tirar la llave por la ventana. Hay alguien en mi cabeza y no soy yo. Quiero que Josefa deje de pertenecer a este mundo, le hizo mucho daño a mi padre. Quiero leer un libro de mi estante que heredé de mi padre y que hacía un buen tiempo le había echado el ojo. ¿Quién carajos se cree esa alimaña?. Umm, Narraciones extraordinarias escrita por Edgar Allan Poe. La cocina está oscura pero puedo ver brillar el cuchillo gracias a la blanca luz de la luna. "Estaba enfermo, mortalmente enfermo por tan larga agonía...". Qué lindo roncas, maldita puta ebria. Olvidé poner como fondo al eterno Mozart. ¡Toma!, espero que a tu espalda le guste el sabor del cuchillo. Mi brazo se mueve mecánica y violentamente. ¡Cuánta sangre!. No pienso limpiar eso, puta. ¡Esto va por quitarme a mi esposa!. ¿Papá, eres tú?. ¡Esto va por tratar a mi hija como una cochina esclava!.



domingo, 26 de junio de 2011

La pared (nuevo blog)

Queridos exquizofrénicos lectores, me complace informarles que existe un nuevo blog salido de mi mente (muy diferente a este blog, vale decir) en donde contaré crónicas y relatos de mi vida diaria. Sin decir más, porque la primera entrada explica mucho, les dejo el link del blog (denle click al gato):











jueves, 21 de abril de 2011

Un día en la vida


YO, EL PERRO

Soy un perro errante. Mis ocho hermanos y yo nacimos debajo de un puente y me separaron de la camada a los pocos días de nacer, pues un reciclador me cogió y me llevó junto con él para venderme en el centro de la ciudad.  Así pasaron los días y nadie me quería comprar y el reciclador, hombre de mal corazón, me abandonó mientras dormía en mi caja pequeña de cartón. Las garrapatas y pulgas hicieron de mi piel su hogar y terminé con huecos en la piel. Han pasado ya 35 años (año de perros) y sigo viviendo en la calle, hurgando en la basura todo el día probando mi suerte si encuentro algún pan a medio comer, una envoltura de chocolate o palomas muertas para comer. Se habla que los perros no distinguen colores, eso es una mentira: todos nosotros distinguimos todos los colores que, ustedes los humanos, pueden. ¿Por qué nos damos vueltas en círculos en el lugar en el que vamos a dormir? ¿Para hacer una barrera anti pesadillas? ¡NO!, ¿qué clase de tontería es esa? nos damos vueltas porque marcamos nuestro territorio, al igual que cuando orinamos en cada esquina, árbol o grifo. Dicen también que aullamos como lobos cuando vemos fantasmas. Esa es otra mentira, aullamos porque la luna está en su mayor esplendor y nos gusta mucho. Mucho menos odiamos a los gatos. Simplemente les tenemos curiosidad, son ellos los que huyen de nosotros por nuestros grandes y afilados dientes. Lo único que es cierto entre todos los mitos, que ustedes los humanos, crean, es el hecho de que tenemos un olfato y oído de primerísima calidad. Puedo oler a un perro a 15 metros de distancia. Gracias a mi  oído puedo chismotear sobre la vida de otras personas. Justo en este momento, viene caminando por la acera el hombre rico que pelea todos los días con su mujer (dicen que esta le engaña). Iré a jugar con su pierna y a saltar en su regazo solo para fastidiarlo y hacer de su vida aún más miserable.


YO, EL DE LOS CUERNOS

La puerta emitió un estruendoso sonido porque la cerré con una fuerza hercúlea y con furia a causa de una pelea con mi esposa. Ya no sé qué pensar de ella: llega tarde a casa, cansada, se encierra en su cuarto de estudio para "corregir trabajos", pero yo dudo mucho de eso: en contadas oportunidades la he escuchado hablando por el teléfono. Ella afirma que se trata de un muchacho que necesita ayuda constante porque viene del extranjero y la educación allí es menor. Han llegado a mis oídos que mi esposa me engaña con su alumno. Que la han visto yendo a restaurantes, clubes nocturnos e incluso entrando a un hotel con ese chiquillo. <No sé por qué me haces esto, mujer>, <yo que te he dado todo lo que has querido:carro, joyas, abrigos de piel> <¡¿Por qué?! ¿Por qué siempre peleamos después del sexo?>. Tuve que sacar un pañuelo de mi bolsillo porque empezaron a brotar lágrimas de mis ojos. <¡Aléjate, perro sarnoso!> <¡Chu, chu!>. Ese perro asqueroso siempre salta hacia mí cuando me ve. Deberían llevárselo de una vez por todas a que se duerma por siempre. Ahora camino cerca a la pileta fumando un cigarrillo rubio en la noche alumbrada por faroles pensando si creer esos rumores o no. Yo le creo a mi esposa, prometió serme fiel y estar junto a mí hasta que la muerte nos separe. Se lo dejaré en manos de Dios.




YO, LA INSATISFECHA


Mi marido sufre de impotencia, yo soy una mujer que, como todas, necesita que la hagan feliz en el ámbito sexual. Simplemente no podía seguir viviendo así. Hace unos meses que me veo con un alumno de mi clase a escondidas. Al principio pensé que estaba mal, no quería hacerlo,  pero la tentación fue mayor: mi marido llevaba tiempo sin satisfacerme y el joven me atrajo mucho por su timidez, su físico y sus ojos que emitían fuego cada vez que esquivaba mi mirada. Nuestra primera experiencia fue aquella vez que lo invite a al palacio porque quería que me ayude a manejar correctamente el ordenador y lo seduje haciendo que se me caiga el lapicero al piso, haciendo notar mi trasero a través del vestido muy pequeño que tenía. El chico se tapó los ojos, pero me di cuenta que me había visto  a lo que se disculpó muy nervioso. Lo callé poniendo mi dedo índice sobre sus labios. Cogí su mano derecha y la coloqué sobre uno de mis  redondos y duros senos. Él la quería sacar pero ya se lo impedí con mi fuerza y empecé a besarle con pasión, me quite el vestido en unos segundos (no tenía ropa interior puesta) y salté sobre él rodeándolo con mis piernas, me tiró al escritorio botando todo lo que estaba sobre él y luego de mucho años pude sentirme una mujer satisfecha de nuevo. Desde ese día lo hacemos en la universidad, en hoteles, en la casa cuando no está mi marido y en todo lugar asequible. Y la verdad, no  me arrepiento de nada. Apiádate de mí, Dios.


YO, EL DIABLO


Saben que mi nombre, que aparece muchas veces en la Biblia es uno de los más recordados. Todo lo que se dice ahí de mí es verdad. Quiero que se sepa que al reconocerlo lo afirmo con toda modestia. Dios creó al hombre a su imagen y semejanza ante nosotros, los ángeles; pero, cuando nos pidió que nos postráramos ante él, yo me negué. Le dije a Dios que Adán estaba hecho de barro y yo de fuego (como todos saben, una materia superior) y Dios me consideró soberbio. Me echó del Paraíso pero me permitió vivir hasta el día del juicio, hasta la resurrección de los muertos. El altísimo Dios y yo llegamos a un acuerdo: yo ayudo a poner a prueba a los siervos de Dios intentando tentarlos. Los justos toman la decisión correcta y no se apartan del buen camino mientras que los malvados son vencidos por la carne , pecan y son condenados rápidamente al infierno. Los pecados que hago cometer son en realidad cosas que Dios quiere que ocurran. Dios me dijo que todo aquel que caiga en pecado se iría al infierno junto conmigo a torturar su alma por toda la eternidad. Esas son cosas que ya, todos ustedes saben, no les digo otras cosas porque sé que no me creerían. Me he ganado esa fama de mentiroso, promiscuo, derrochador, pérfido y todo lo malo que puedan imaginar gracias a la Biblia. Represento la maldad pura y estoy presente cada vez que alguien piensa pecar o mencionan mi nombre (quién sabe, tal vez ahora estoy a tu lado mientras lees esto), cada vez que mientes, en ese mentalidad sucia que tiene un joven al masturbarse, en esa oportunidad del delincuente en robar a una anciana . Hace poco entré a la conciencia de una mujer para cometer adulterio y a la de su joven amante a cometer infidelidad; ya tienen aguardadas dos vacantes seguras para entrar a mi reino. Siempre me presento y despido de forma amigable. Que tengan una muy buena vida como siervos de Dios, no olviden siempre creer en Él y no pecar porque no me gusta trabajar para nada.


YO, EL PECADOR


Me despedí de mi madre que estaba cocinando, junto con mi hermana, el almuerzo . Mi padre nos abandonó hace 12 años atrás. El día que se fue me dijo que cuidara mucho a mi madre y a mi hermana, que yo pasaré a ser el hombre de la casa y que la defendiera a toda costa. Fui el único que sabía que se iba a marchar: cuando mi madre se enteró se desenfrenó porque mi padre había dejado muchísimas deudas y mi casa se convirtió en un lugar lúgubre y silencioso. Desde ese día no dejó de pensar de cómo se acobardó. Conocí a mi novia en la universidad hace 3 años, desde que me admitieron. Es lo mejor que Dios pudo ponerme en mi camino. Ella es muy dulce y se preocupa mucho por mí, sé que está realmente enamorada de mí y yo de ella. Con ella es mucho mejor que estar en un sueño, me hace sentir grande y muy querido. Además le amo (o al menos eso creí) hasta que le fui infiel con mi profesora de lengua y gramática. No tenía la más mínima intensión de hacer esto, mas no pude resistirme al placer carnal con mi profesora de grandes y redondos senos, de esas blancas y carnosas piernas, del olor de su ondulado cabello color canela, de esos labios rosados por los que su lengua pasaba cada vez que me miraba en el salón y yo me ruborizaba. Después de tener mi primera aventura con mi maestra, me siento muy mal por mi novia, no quiero perderle, no quiero perder a la persona más importante de mi vida. 
Me siento terriblemente mal, me siento asqueroso por dentro, no me reconozco, siento vergüenza hacía mi mismo mientras camino por el malecón y huelo el pescado, las plantas marinas, y las conchas limpísimas. Ahora camino sobre un puente, debajo pasan carros pero no muchos. El día está anaranjado  y espero que tanto mi madre, mi hermana, mi novia y, mi padre si es que ya se enteró de esto, me perdonen por esto. Mamá, sé que te irá muy bien sola y dale una buena educación a mi hermana. Por favor, si encuentras a mi padre, perdónalo, no le guardes más rencores. Sé que serán más felices sin mí. Por favor, hagan leer esta carta a mi novia porque quiero que sepa que no he conocido mejor persona que ella en mi vida y que era mi complemento para poder vivir, que me perdone por haber roto mi promesa de amor eterno. Que me perdone, también,la persona que vio mi horrible cadaver colgado en mi habitación. Adiós, los quiero, los quiero.










viernes, 4 de marzo de 2011

Veintiséis

<<You are the girl that I've been dreaming of ever since I was a little girl>>

-¿Quieres ir a la playa? Hace tiempo que no voy a una- Me preguntó mientras caminábamos sostenidos de la mano por la Avenida Benavides.
-Claro, no voy hace tiempo- le dije con una grata sonrisa.
Mientras caminábamos ella contaba una anécdota graciosa acerca de su madre y el automóvil que pensaba comprar. También nos burlábamos de las transeúntes y (entre los dos) veíamos a las chicas con ropa muy pequeña y ajustada y el buen bronceado que tenían. Llegamos al malecón, todavía estaba el radiante sol pero podíamos divisar, desde donde estábamos, las rayas que formaban las olas una tras otra.
-Las personas desde aquí parecen hormiguitas.- me dijo mientras me abrazaba por la cintura
-Sí, y el mar es inmenso.
-Le tengo fobia a la espuma del mar
-¿Por qué, pequeña?
- Porque según un mito griego, la espuma es el semen de Zeus.
-Jajajá, ¿por eso tienes miedo?
-Shi
Nos besamos con cariño, la veía muy especial ese día. Nos dejamos de besar y ella pronunció:
-¿Quieres tirar?
Subimos a un micro que nos llevó hasta la avenida Arequipa, entramos a un hotel al que no habíamos ido antes. La habitación que nos dieron era espaciosa como la cama, el armario olía a humedad,el baño estaba limpio y había una televisión que colgaba de un rincón en el techo. Ella encendió el televisor y, mientras hacía un zapping, sintonizó-sin querer- un canal pornográfico.
-¡Este es el hotel!- exclamó
-Jajajá, eso significa que vendremos más seguido.
-Siempre que haga falta.
Empezamos a besarnos lentamente hasta que alcanzamos la pasión y empezamos a desvestirnos. Tenía los senos duros cuando empezé a tocarlos por debajo de su blusa. Nos echamos en la cama y, en cuestión de segundos, ya estábamos completamente desnudos. Ahora los moviemientos eran circulares en mi pelvis. Sus jadeos a causa de la penetración me provocaba nunca parar. La habitación ahora olía a sexo, pero ella no se veía bien, como si no le hubiera gustado.
-¿Qué pasó?, ¿no te gustó?- Le pregunté en tono preocupado.
- No, no es eso- dijo mientras miraba al televisor encendido.
-¿Qué pasa?
-Nada importante.
Cogí el control remoto, apagué el televisor y mirandóme a los ojos dijo:
-Me gusta Anita.
Hubo un largo silencio, echados en la cama, estaba mirando el techo pensando en como no pude darme cuenta de eso e ignorarlo. Como no pude darme cuenta de su comportamiento al venir hacía este hotel: sumiso, mirando hacía las calles que pasaban rápido a través de la ventana del micro, sin ganas de hablar, las muchas veces que me hablaba de ella. Di un notorio suspiro y dije:
-No podemos seguir siendo enamorados si te gusta otra persona
-Lo sé
Hubo otro silencio de aproximadamente cinco minutos, se me había hecho un nudo en la garganta, me era incapaz pronunciar palabras de mi boca: me dolía el corazón.
-Deberíamos darnos un tiempo.-dijo tranquilamente
No dije nada.
-Si lloras me vas a hacer llorar a mí también-dijo quebrando ligeramente la voz
-Pero no lo entiendo, ¿cómo te puede gustar un niña de 14 años?
-No me gusta como para estar con ella, solo me la quiero agarrar.
-¡¿Qué?!
-¿Nunca te ha pasado eso? Tener ganas de besar a alguien pero saber que nunca vas a estar con ella. Yo no pienso estar con ella: es una niña muy estúpida. Nada más dame dos semanas para hacerlo y se me pasará esta obsesión.
- ¡No!. Lo que haces está mal, tanto a mí como a ella. No puedo creerlo, pensé que me querías.
-¡Yo lo hago!- dijo desesperada y con tristeza.
-Pues no hubieras pensado en ella mientras hacíamos el amor.
Ella empezó a llorar, como si aquellas palabras le hubieran dolido en el alma.
-No quiero terminar contigo, yo te quiero...por favor entiéndeme.
-Lo único que tienes que entender tú es saber que esto se terminó. No tienes de qué preocuparte, pues, no le contaré a nadie nada de esto.
Se sentó en la cama con ambas manos en la cara a llorar triste y desconsoladamente. La agarré de la cara y muy cerca le dije:
-Solo prométeme que no me olvidarás.
Ella asintió con la cabeza, tenía los ojos rojos por las lágrimas que brotaban sin detenerse, y besé su frente con ternura.

Al salir del hotel, me dirigí hacía un teléfono público. Tenía ganas de ir al bar: "Sargento Pimienta" con un inseparable amigo que conozco desde la primaria. Quedamos en encontrarnos en unas horas en el parque Kennedy. El encuentro se realizó, seguía como lo había visto un par de meses: alto, delgado, trigueño y de un humor peculiar.
-¿Tienes para el taxi?-me preguntó
-No tengo ni un centavo, hermano. Es más, tú vas a tener que invitarme el trago esta noche.
-Jajajá. No seas pendejo, pues. Está bien, lo haré pero solo porque tú también lo harás algún día.
-Claro que sí, tío.
Llegamos al bar que estaba un poco vacío pero sabía que llenaría en unos minutos. Pedimos un par de cervezas y empezamos a recordar épocas del colegio, amores pasados, etc. Había perdido la cuenta de cuántas cervezas había bebido, pero ya sentía que estaba mareado. Paso poco tiempo para darme cuenta que el local estaba repleto, como fondo escuchaba una canción de The Doors era Break on through. <<Try to run, try to hide>>. Se me hacía muy difícil caminar sin tambalearme, la gente me empujaba cuando me metí entre la multitud, los ojos irritados por el humo del cigarrillo. De pronto, una chica que se notaba que estaba muy ebria empezó a bailar conmigo, usaba un escote, un pantalón pegado, pulseras en las muñecas y zapatillas converse. Ponía su cara muy cerca de la mía, al igual que su cintura; pasó un momento y me llevó al baño del local jalándome del brazo.
-¿Tienes coca, huevón?- me preguntó insolentemente.
-Sí-le mentí.
-Te la chupo si me das un poco.
Acto seguido, me bajé el cierre del pantalón y me saqué el falo que estaba gordo producto del baile que me había hecho esta zorra. Me la chupó por unos 10 minutos.
-Ya, ahora dame la coca.
-No tengo.
-¿Cómo que no tienes, chibolo concha de tu madre?
-¡Cállate, puta de mierda!.
La golpeé ahí en el baño, con mucha fuerza, llegó a salirle mucha sangre. Me entraron muchas ganas de metérsela, cuándo le bajé el pantalón noté que tenía un falo erecto.
-Cabro hijo de la gran puta. Le pateé la cara y salí del baño.

Al llegar a mi casa, a la maña siguiente, dormí hasta que me despertó la empleada, diciéndome que me llamaban, que le había dicho que estaba durmiendo pero la persona insistía y decía que era urgente. Sonó una dulce voz por el teléfono pero que no pude disfrutar mucho por la resaca que tenía.
-Hola, Carlo, soy yo, Mariale.
-Ah, hola, Mariale.
-Mira, quería llamarte para pedirte disculpas por lo de ayer, no he podido dormir pensando en ti, soy una idiota, no quiero perder a alguien como tú. Por favor, perdóname.
-Vaya... nunca pensé que una chica con un orgullo como el tuyo vaya a decirme eso, Mariale.
-¿Me perdonas?
-¿Estás en tu casa?
-Sí
-¿Sola?
-Sí..¿por qué?
-Espérame vestida con tu antiguo uniforme de colegio, estaré allí en quince minutos.

domingo, 20 de febrero de 2011

Carta de suicidio (Kurt Cobain)

  Hoy es el cumpleaños número 44 de Kurt Cobain: icono del rock de la década de los 90. Lo más interesante de este personaje es la manera en la que expresó su esquizofrenia a través de su música. Canciones como: "All apologies", "Heart shaped box" y "Something in the way"; son algunas de sus canciones en la que demuestra su manera de ver la vida, como si se tratara de que nos preste sus ojos por un momento. A continuación, les presento la carta suicida en la que, el susodicho músico expresa sus más recónditos sentimientos hacia la raza humana:


"Para Boddah: 




Hablando como el estúpido con gran experiencia que preferiría ser un charlatán infantil castrado. Esta nota debería de ser muy fácil de entender. Todo lo que me enseñaron en los cursos de punk-rock que he ido siguiendo a lo largo de estos años, desde mi primer contacto con la, digamos, ética de la independencia y la vinculación con mi entorno ha resultado cierto. Ya hace demasiado tiempo que no me emociono ni escuchando ni creando música, ni tampoco escribiendola, ni siquiera haciendo Rock'n'Roll. Me siento increiblemente culpable. Por ejemplo, cuando se apagan las luces antes del concierto y se oyen los gritos del publico, a mi no me afectan tal como afectaban a Freddy Mercury, a quien parecía encantarle que el público le amase y adorase. Lo cual admiro y envidio muchísimo. De hecho no los puedo engañar, a ninguno de ustedes. Simplemente no sería justo ni para nosotros ni para mí. Simular que me lo estoy pasando el 100% bien sería el peor crimen que me pudiese imaginar. A veces tengo la sensación de que tendría que fichar antes de subir al escenario. Lo he intentado todo para que eso no ocurriese. (Y sigo intentándolo, créme Señor, pero no es suficiente). Soy consciente de que yo, nosotros, hemos gustado a mucha gente. Debo ser uno de aquellos narcistas que sólo aprecian las cosas cuando ya han ocurrido. Soy demasiado sencillo. Necesito estar un poco anestesiado para recuperar el entusiasmo que tenía cuando era un niño. En estas tres últimas giras he apreciado mucho más a toda la gente que he conocido personalmente que son fans nuestros, pero a pesar de ello no puedo superar la fustración, la culpa y la hipersensibilidad hacia la gente. Solo hay bien en mí, y pienso que simplemente amo demasiado a la gente. Tanto, que eso me hace sentir jodidamente triste. El típico piscis triste, sensible, insatisfecho, ¡Dios mio! ¿Por qué no puedo disfrutar? ¡No lo sé! Tengo una mujer divina, llena de ambición y comprensión, y una hija que me recuerda mucho a como había sido yo. Llena de amor y alegría, confía en todo el mundo porque para ella todo el mundo es bueno y cree que no le harán daño. Eso me asusta tanto que casi me inmoviliza. No puedo soportar la idea de que Frances se convierta en una rockera siniestra, miserable y autodestructiva como en lo que me he convertido yo. Lo tengo todo, todo. Y lo aprecio, pero desde los siete años odio a la gente en general... Solo porque a la gente le resulta fácil relacionarse y ser comprensiva. ¡Comprensiva! Sólo porque amo y me compadezco demasiado de la gente. 
Gracias a todos desde lo más profundo de mi estómago nauseabundo por vuestras cartas y vuestro interés durante los últimos años. Soy una criatura voluble y lunática. Se me ha acabado la pasión. Y recordad que es mejor quemarse que apagarse lentamente. 

Paz, amor y comprensión. 

Kurt Cobain 

Frances y Courtney, estaré en vuestro altar. 

Por favor Courtney, sigue adelante, por Frances, por su vida que será mucho más feliz sin mí. Los quiero. ¡Los quiero!"










Mi canción-cover favorita:



jueves, 3 de febrero de 2011

Solo porque lo sientas, no significa que esté ahí

  Positivo-dijo en voz muy baja, para ella misma, al mismo tiempo que miraba el test de embarazo en el baño. <<¿Qué voy a hacer ahora?>>. ¿En realidad había valido la pena, Amalia? Ni siquiera te gustó cuando Carlos te hizo el amor, más bien, te dolió y el hedor a cerveza que salía de su boca te provocaba nauseas. <<Tengo que llamarlo, tiene que saberlo>>.  Lo ibas a llamar, Amalia, porque te prometió el día que te propuso hacer el amor en una fiesta ( y le dijiste que se protegiera), que si te dejaba embarazada no te abandonaría como los demás hijos de puta. Cogió el teléfono celular, marcó el número; empezó a timbrar.

¿Qué fácil no, Carlitos?. Tenías dos cuentas de Facebook: una donde ponías que estabas en una relación como todo niño bueno y en la otra te mostrabas como soltero. Esta era la tercera chica con la que te acostabas y conocías a través de Facebook.  La desvestías al mismo tiempo que la besabas con pasión, la besabas por todo el cuerpo y sentías su piel y su olor, mientras ella te quitaba el polo. En ese momento tu celular empezó a sonar sin parar.
- ¿No piensas contestar?- Le preguntó
-No, no me importa
Ella recogió el celular que vibraba inquietamente en el velador junto a la cama.
-Una tal Amalia te está llamando.
-Es mi hermana, seguro me llama por tonterías.
-Mejor contéstale, ya es la tercera vez que te llama.
-Está bien, está bien. Dame eso.
-¡Aló!-Contestó enojado.
-Hola, Carlos, perdona si te interrumpo en clase;pero ha pasado algo.
-Sí, en verdad estoy bastante ocupado. ¿Qué es tan importante?
-Es mejor que nos veamos, Carlos.
-¿Ahora?
-Sí, es muy importante.
-Pero estoy en medio de algo muy importante.
-Te aseguro que lo que te voy a decir es más importante. Te espero en mi casa en media hora.
Te despediste sin despedir ni afirmar, y dirigiéndote a tu amante, dijiste:
-Tengo que irme.
-¿Qué pasó?
-Problemas familiares
-Pero, no importa, luego vas.
-Vístete antes de que tu papá nos vea.

Estabas ansiosa, Amalia.<<¿Cómo lo va a tomar cuando se lo diga?>> . Él prometió estar a mi lado pase lo que pase porque me ama: me lo dijo. Me ama, me protege y sé que no me abandonará. Suena el timbre.
-Hola, Carlos- Lo saludaste con temor.
Él, con una cara casi iracunda te dijo:
-¿Qué pasó?,¿Qué es tan urgente?
-Carlos, yo-pausaste unos segundos porque te morías de miedo- estoy en cinta.
-¡¿Qué?! ¿Cómo estás tan segura de eso?-dijo gritando.
-Tengo una semana de retraso y hoy me hecho el test de embarazo.
-Tonterías,¡No puedes tener un hijo!, ¡No!, ¡No puede ser mío!, ¡Tienes que abortar!-Gritó iracundo.
-¡¿Estás demente?! ¡Arriesgaría mi vida!.
-Si tienes un hijo, arruinarás mi vida.
-Lo criaremos entre los dos, como me lo prometiste. Porque nos amamos.
-¡Huevadas!, yo no pienso criar a ningún hijo. ¡Ya verás tú lo que haces con él, no me importa!
Te pusiste a llorar desesperadamente, Amalita.
-¡¿Cómo puedes decir eso?, dijiste que me amabas!.
-Ya me voy, tengo que irme. No sé adónde pero desapareceré.
Lo agarraste del brazo, aferrándote a él, sollozando, con todas tus fuerzas para que no te deje. Lo amabas, Amalia, era el hombre de tu vida.
-¡Suéltame!, ¡Suéltame ahora!- dijo soltando su brazo de el tuyo con fuerza- tú y yo ya no somos nada, Amalia. ¡Adios!

Y así pasaron cuatro meses. Tu madre no quiso darte apoyo, y te botó de la casa porque no resistía la verguenza que podría recibir de parte de los demás. ¿Adónde irías?¿Qué será de tu vida? ¿Podrás sobrevivir sola en este mundo tan cruel?. Estabas sola en el mundo con tu futuro primogénito en el vientre a quien llamarás Orhan. Al poco tiempo, te llamó Carlos con un voz tétrica y te contó que estaba muy lejos y que padecía de una enfermedad terminal. ¿Pobrecito no, Amalia? ¿Se lo merecía ese desgraciado?. Bueno, se va a morir dentro de poco....te daba pena después de todo, Amalia. Tú también merecías todo eso. ¿Ya lo olvidaste? ¿Ya olvidaste cómo te burlabas de tu prima que quedó preñada a la corta edad de 17 años al igual que tú? ¿Ya olvidaste que incluso la llamaste "puta"?. Te pusiste a llorar, Amalita, sola en ese lugar donde aceptaban un número limitado de personas sin techo al día.

Tu hijo, Orhan, nació en una maternidad donde había miles de madres solteras como tú. Lo tenías entre tus brazos, dormido. Era igual a su, probablemente difunto, padre. Una chica con la que te habías hecho amiga en la maternidad te había ofrecido un trabajo como ama de casa y le agradeciste mil veces porque, además, podías vivir en ese lugar con Orhan.

Te despidieron después de tres años, porque la familia se fue a la quiebra. Estuviste en la calle una vez más Amalia con tu hijo Orhan, que era un niño que empezaba a sentir al mundo y a la vil gente que habitaba en él. Era de noche en esa calle de la ciudad, llovía y, como todas las noches, te gustaba abrazarte y llorar con él en ese colchón que no se alejaba de ser un escombro.
-No llores mami, que se te va a partir el corazón.- Te dijo con voz quebrada
-¿Cuál es tu mayor deseo, hijo?
-Tener un hermanito con quien jugar.
-¿Y no quisieras un padre?
-No,mami, porque cuando yo crezca me casaré contigo.