domingo, 5 de diciembre de 2010

Antibalas (desearía ser)

   -Está bien iré. Pero iré como cualquier técnico en computadoras: no hablaré y responderé las preguntas
necesarias.
-¿Por qué eres así?- preguntó con una voz de lástima
-Es que pienso que no debiste haberle dicho, eso es todo.
-Pero es mi enamorado.
-Como sea, ya estoy saliendo para allá, chau.
Cortó el teléfono, sin darle oportunidad de despedirse, cogió sus llaves, su libro "Conversación en La Catedral"-para leer en el camino y no aburrirse-, y marchó hacia el paradero. Sentado en el ómnibus, se distrajo  con las personas presentes y las casas de la avenida Benavides que pasaban rápido ante sus ojos. Hoy te veré, después de tiempo. Pensó. Luego de una hora de trayecto, descendió del ómnibus. Y ahora caminaba en las calles con casas antiguas, veredas que parecían inclinadas y el sol, pálido y cerca de esconderse, en el horizonte.

A pocas cuadras antes de llegar sintió escalofríos y un ligero dolor de estómago producidos por los nervios. Aquellos nervios que sentías antes de verla aún no se habían ido, Varguitas. Llegó a la puerta del edificio y presionó el botón "402".
-¿Si?- sonó su voz por la bocina del intercomunicador.
-Soy yo, ábreme- dijo algo apurado y pronunciando mal. Supuso que no le preguntó quién era porque ya había reconocido su voz.
A continuación, sonó un ruido desde la puerta, que separaba al edificio de la calle, la empujó y entró a un corredor en donde al final en la parte izquierda, había una escalera limpia y unicolor. Subías y cada vez sentías más escalofríos. Llegó al cuarto piso y vio la puerta de madera barnizada y enrejada y el 402 grabado en ella. Al notar que no tenía timbre tocó  con sus nudillos. Tardaban en abrir, y abrió la reja, que no estaba asegurada y siguió tocando hasta que escuchó que alguien se acercaba tosiendo. Era ella, pobrecita, seguía enferma; tenía puesto una delgada chompa y bajo esta, una pijama celeste, su cabello oscuro, largo y lasio y esa sonrisa característica de ella.
-¿Cómo estás?- dijo, con una notoria jovialidad, como si no hubiera pasada nada- Perdona que no me haya podido cambiar, no tuve tiempo.
-Como si me fijara en eso- Mintió.

Lo invitó a pasar y divisó una sala con grandes muebles, una mesita en el centro adornada, y un estante donde había un equipo esterero; bastante acogedor, pensó. Pasaron al comedor continuo y ella, de un maletín negro cuadrado, extrajo su computadora portátil. Se sentaron.
-Aquí está, tómate tu tiempo.-dijo, moviendo su portátil hacia la dirección en la que él estaba.
Sin responder, empezó a manipular la portátil. Ella se paró de la silla y dijo:
-Cualquier cosa me llamas.
-Qué.. ¿no vas a estar aquí? - le preguntó con un tono desconfiado.
-¿Tú quieres que esté aquí?
-Si tú quieres.
-¿Te molesta si me quedo aquí?
-No tengo ningún problema
-Está bien, espérame.
Se fue del comedor hacia un pasadizo y regresó, al poco tiempo, con unos cuadernos y libros. Terminó de instalarle el Microsoft Office  y le dijo:
-Ya instalé el office. Lo probó abriendo Word y se quedó un momento mostrando un "documento en blanco"y tuvo muchas ganas de tipear: <<Te quiero>>, pero se arrepintió justo en el momento en que movía sus dos manos hacia el teclado. Ahora necesito acceso a Internet, dijo luego de un notorio suspiro.
- Pero no sé la contraseña del internet inalámbrico. Tendrás que ir al cuarto de mi hermano para conectarlo directamente.
-Okay, iré.

Se paró, sosteniendo la portátil con sus manos y pasó a la primera puerta que se encontraba en el pasadizo. Estaba su hermano, sentado sobre su cama con un celular en la mano, lo saludó y él le respondió con una venia. Casi ni  habló mientras seguía configurando la portátil. Ella se había quedado sola en el comedor, se sentía triste, Varguitas, tal vez porque llegaste muy serio, tal y como un técnico en computadoras, y casi ni hablabas, pero te morías de ganas de acariciarle las mejillas y decirle que la querías. Te morías de pena de no poder hacerlo, Varguitas. Entró a la habitación y dijo:
-¿Cómo va todo?
-Ya termino
De pronto, sonó su celular y ella- ipso facto-  fue a contestar y él continuó, mientras ella se iba cada vez más lejos para continuar hablando. <<Yo también te quiero>>, decía con voz tierna <<Pero demorate en venir>>, << yo te invito algo>>. Cuando regresó, él ya había terminado.
-Puedes probarla, ya no le falta nada- le dijo cuando la vio en la puerta.
-Está muy bien-dijo, alegre.
-Dijiste que nadie te iba a llamar.- Se atrevió a decir.
-Pff, como si hubiera sido él- respondió. Él hizo un ademán de disgusto y no creyó ni una palabra pronunciada.
-Bueno, ya terminé, así que me voy.
-¿Tan rápido?- preguntó con lástima
-Me tengo que ir- Insistió
-¿Por qué?
Y en el momento en que le iba a responder, pisó la orina, que su perra de mascota había dejado en la puerta de entrada.
-Pucha, perdona. Maldita perra-le dijo a su mascota, como si la entendiera.
-No te preocupes, es su manera de despedirse de mí.
-¿Quieres que te acompañe abajo?
-Si tu quieres
-Sí quiero
Mientras bajaban las escaleras ella le decía, siempre feliz:
-No estés enojado
Y él, deteniéndose en el rellano le dijo:
-No actúes como si no hubiera pasado nada.
Ella se quedó callada y en silencio se mantuvieron hasta llegar a la puerta que daba a la calle.
-Fue un gusto verte, y gra...(pausó), ¿puedes mirarme a la cara por favor?
Él hizo un tremendo esfuerzo para levantar su mirada y enfocarla a sus ojos. Aquellos ojos en los que aún te perdías vagamente, Varguitas.
-Gracias por todo y que te vaya bien...espero verte de nuevo.
-De nada- dijo desganado.
-Chau
-Adiós
Y se despidió con un beso en la mejilla. Camino con las manos en los bolsillos, lúgubre, melancólico, iracundo; mientras veía a la gente transitar por las calles como si fueran un complemento de ellas.Hasta que llegó a un teléfono público y le dijo que no la quería volver a ver nunca más, que le hacía daño verla, que la despreciaba. Que ya no te importaba su vida ni sus constantes dolores de cabeza.¿Por qué te fuiste, Luciana? ¿Por qué me dejaste de querer? ¿te traté mal? ¿Nos volveremos a ver? <<Antibalas...desearía ser>> dijo en voz muy baja, para él mismo. Y sí que lo deseaste, Varguitas, lo deseaste mucho más aún cuando te enteraste por medio de su madre, que sollozaba por teléfono, al decirte que ella había muerto a causa de un tumor cerebral, y te arrepentiste de muerte haberle tratado así ese último día que la viste.

martes, 9 de noviembre de 2010

Bello Martirio

<<Cuerpo de mujer mía, persistiré en tu gracia. 

Mi sed, mi ansia sin límite, ¡mi camino indeciso! 

Oscuros cauces donde la sed eterna sigue, 

y la fatiga sigue, y el dolor infinito.>>

                                               Pablo Neruda



           Y ahora estoy en una gran habitación, echado, mirando el techo, esperando que me traigan comida; ya casi era hora de almorzar y la señora que decía ser mi madre era muy puntual en los horarios. La habitación era de mis gustos: posters pegados en las paredes, de "The Beatles", "Led Zeppelin"," Nirvana", una guitarra acústica de madera que brillaba, un estante lleno de libros, el sol que atravesaba la ventana y alumbraba perfectamente la habitación, y todo lo demás en orden. Ahora escucho el sonido de la puerta abriéndose y entra a mi habitación la señora que dice ser mi madre, con una bandeja que contiene un plato de comida, un vaso (que parece ser jugo de naranja), y siempre, muchas, muchas, pastillas de diferente colores y tamaños.  

La señora que decía ser mi madre, me daba de comer; porque no sabía comer con un tenedor ni con ningún otro cubierto. Me estaba dando de comer, hasta que su voz rompe el silencio, mostrándome una fotografía de ella y el señor que dice ser mi padre, abrazando a un niño. Detrás de ellos, una playa paradisiaca, el sol radiante y chicas en bikini entrando a ese cristalino mar.

 -¿Te acuerdas, hijo, cuando fuimos a Hawai?
 -No, pero me gusta mucho el lugar.
 -Sí que te gustó, pasabas todo el día en la playa y no te querías ir, hijo.

Lo bueno de terminar de comer, es que siempre me daba sueño, y a mi me gusta mucho soñar, de esa manera tengo la esperanza de volverla a ver, esa chica que no puedo quitar de la cabeza, que sé muy bien que existe y que pronto la veré, y la reconoceré y le diré:<<Cuánto tiempo ha pasado, cuánto tiempo no he estado viviendo,sino matando el tiempo>>. La señora que dice ser mi madre, me hizo tomarme las pastillas, se llevó la bandeja, me tapó con la cobija hasta los hombros, y me dio un beso en la frente de despedida.<<Sueña con los angelitos>>.

Esa tarde, soñé que estaba en un campo, en un atardecer, y estaba ella con el cabello cubriéndole el rostro por el viento que soplaba, ya estaba a punto de tocarla, para que me pueda ver. Pero, ella se alejó corriendo, corría, y yo la perseguía, y cada vez corría más rápido. No la podía alcanzar, ella corría en el mismo sentido y el campo parecía infinito, todo alrededor era exactamente lo mismo, y sólo la veía de espaldas corriendo, escuchando sus rápidas y repetidas pisadas en el pasto. Qué horrible pesadilla, era inalcanzable, no volteó ni una vez y no paraba de correr. Desperté con un grito y sudando, a los pocos segundos entró la señora que dice ser mi madre,asustada y consolándome diciendo que sólo fue una pesadilla y que ella siempre estaría conmigo para cuidarme, que daría mi vida por mí, porque soy su hijo.

Ahora temblaba, echado en mi cama, e intranquilo. Un doctor me observaba con una luz que le salía de la frente, cegadora, sacó de su gran maletín unas pastillas y me dijo que me las tome en ese momento. Volví a caer profundamente dormido.

Soñé diferente esta vez, ahora era un lugar en el que no había nada, y estaba echado en el piso. Sólo di un parpadeo y aparece ella echada a mi costado, con delgadas flores que le rozaban la cara, y me mira con esos ojos tan perfectos y que cada vez que los veo me da ganas de vivir en ellos para siempre.Las únicas palabras que pronunció fueron: <<Te extraño, no te vayas de nuevo,quédate conmigo.Por favor>>. Volví a parpadear y   desapareció sin dejar rastro alguno.

Quería para siempre estar con ella, y la única manera que la podía ver era quedándome dormido. Odiaba estar despierto, no verla , no sentirla, no oler ese aroma que la caracteriza siempre; llegué a la conclusión que no tenía sentido estar despierto. Había sólo una manera de quedarme dormido para siempre: me levanté de mi cama, y miré que tan alto estaba mi habitación hasta el primer piso: lo suficiente como para romperme el cráneo, sentir dolor por un corto tiempo, y morir feliz. Y eso fue lo que hice: me fui hasta el otro extremo de la habitación, corrí y di un salto contra la ventana, rompiéndola y caí, y sentí el dolor más fuerte y profundo que en mi vida haya sentido, no podía moverme y a los pocos segundos me desmayé de dolor.

Y ahora estoy en un hospital y,obviamente, que sobreviví, sino no les estuviera narrando esta historia. Estaba enyesado de los pies a cabeza, maquinas a mi alrededor, de mi brazo salían cables que servían para alimentarme, y en ese momento escuchaba los sollozos de la señora que dice ser mi madre. Yo no agradecía estar vivo, todo lo contrario: quería dormir para siempre ya. Y empecé a llorar, a llorar de cólera porque quería verla, y era imposible estando vivo, no me podía mover, no podía hablar, no podía hacer nada, qué sensación tan execrable.Y lloraba sin parar, esperando estúpidamente ahogarme con mis propias lágrimas. ¿Quién eres?¿quién soy?¿cómo lo hiciste, cómo me robaste el corazón y ocupaste mi mente hasta este punto?¿eres de verdad?¿por qué juegas conmigo?¿por qué me haces cometer estas cosas?. Quítame este sufrimiento ahora, ya deja de martirizarme, te lo ruego...te lo ruego.....te lo ruego.

lunes, 25 de octubre de 2010

¿Eres de verdad?

         Y ahí estaba yo, en un playa de la costa verde, sentado sobre las piedras y tocando con mi guitarra acordes que iban con el anaranjado atardecer y el inmenso mar. Hasta que una voz-que se me hizo familiar-, suave y melodiosa me dijo:
-Tocas muy bien.
Nunca me consideré tan bueno a lo que le respondí:
-Cualquiera puede tocar guitarra.
-Sí, pero muy pocos son buenos.- Me dijo terminando con una risa corta y casi desapercibida.
-Gracias...supongo.
-Me gusta venir de vez en cuando a la playa para contemplar la puesta del sol y olvidarme por unos minutos de todos mis problemas.-Pronunció estas palabras mientras miraba el mar y yo ya había dejado de tocar guitarra. Se había sentado a mi lado.
-A mi también, suelo venir con mi guitarra en el atardecer; a veces la gente se apiada y me tira monedas, pensando que para eso vine.
-Jajajaja, es la incredulidad de la gente; por eso, no los culpo.
-Bueno, con tal que tenga tranquilidad en este lugar, soy feliz.
-Hay veces en los que uno desea vivir en un lugar sin problemas, sin deudas que pagar, sin estresarse demasiado, y vivir con el amor de tu vida que prometió serte fiel y sincera hasta que la muerte los separe.
-Suena como un sueño lo que dices.
-Sí que lo es, pero por algo Dios nos trajo al mundo, él sabe muy bien por qué nos toca vivir esta vida y la razón por la cual estamos en el mundo.
No la había mirado a la cara hasta que terminó de hablar y pude darme cuenta de cómo lucia.Vestía unos jeans rasgados, un polera azul sin estampado y unas zapatillas de marca converse negras que decían,con marca de un plumón: "I am bored", y además llevaba un bolso.
El sol ya se había ido y decidimos caminar, ella hablaba la mayor parte del tiempo:
-La gente puede ser dura con uno, pero siempre hay una razón por la cual el destino te topó con aquella, no hay que sentirse enfadado con alguien todo el tiempo; la vida tienes que vivirla sin amargura, sonriendo siempre.

Su cabello bailaba gracias al viento mientras caminábamos y ya no me importaba lo que decía hasta que vi lo preciosa que era, caminábamos y no nos importaba nada ni nadie. Llegamos a un parque solitario, ella miró hacia el jardín y cogió una flor que me explicó que ya casi no había de esas, que era hermosa y que además era su favorita, y me la regaló; luego nos sentamos, pero ya no teníamos mucho de qué hablar.Ante el silencio, acaricié su rostro con mi mano derecha, y ella cerraba sus ojos apoyando su cabeza en mi hombro; estaba queriéndola cada segundo y nuestros labios,finalmente, se juntaron y nos besamos. Cuando terminamos, dije:
-Hemos llegado hasta aquí, y no sé cuál es tu nombre.
Ella se limitó a sonreír, cambió de voz por completo y dijo:
-No lo puedo creer, se está despertando.
Yo no podía estar más confundido y dije:
-¿Disculpa?-y empezaba a ver un techo gris también.
-¡Doctor!,¡llamen al doctor!, se está despertando.

Y de pronto, estaba hechado en la camilla de un hospital, con gente que no había visto nunca, una señora me miraba con un amor y felicidad increíble, otro señor con bigote la abrazaba mientras me miraba, gente con bata blanca. Yo estaba completamente cojudo porque no sabía dónde estaba y quienes eran esas personas, sólo quería ver a esa chica, esa chica perfecta. ¿Dónde estaba?

-¿Qué ha pasado?, ¿Dónde estoy?- Dije desesperado.
-Estuviste una semana en coma hijo, y te recuperaste gracias a Dios.
-¿Hijo?,¿quién es usted, señora?- le dije desconcertado.
La señora cambió su cara de alegría y puso una cara muy entristecedora y en menos de un segundo se le llenaron los ojos de lágrimas.
-No puedo ser, no me reconoce, no me reconoce mi propio hijo-, dijo llorando.
Mientras que el doctor le explicaba algo acerca de la pérdida de memoría a la señora que lloraba-que ahora me estaba empezando a dar lástima-, el señor bigotudo me dijo:
-Hijo, hijo: soy yo tu papá-, mientras me sacudía de los hombros; y yo seguía sin entender.

Luego que me soltaran, me trajeron ropa nueva, me llevaron hacía un vestidor y cuando me saqué la bata y quedé completamente desnudo, vi en el piso esa flor que me había regalado aquella chica perfecta: estaba ahí tirada triste y sola, pero siempre colorida y hermosa. Ahora lo sabía: que era real, que esa chica existe y le di gracias a Dios por eso.......



                                                                                                                                    

  (Continuará....)

sábado, 9 de octubre de 2010

La Ladrona Llorona

Estaba tirado sobre mi cama, viendo la televisión con el canal sintonizado donde pasaban las noticias de las 11 pm. Me había entretenido con una entrevista que le hacían a un psicólogo, sobre el reciente macabro asesinato de una joven. El tipo decía: <<Los jóvenes son capaces de tomar venganzas canallescas, de hacer cosas verdaderamente censurables, sobre todo cuando la idea anida en un cerebro desequilibrado.>>. Tonterías-pensé-, apagué el televisor, cogí mis mantas y me tape todo el cuerpo con la cabeza sobre la almohada y no sé cuánto tiempo pasó exactamente que me quedé profundamente dormido.

Al día siguiente, desperté con el resplandeciente sol dándome en la cara y con ganas de ir a dar una caminata hacía la playa, pues, me gusta hacerlo en los días soleados. Me levanté de mi cama,empape mi rostro somnoliento con agua helada, me vestí rápidamente con unos pantalones cortos de ropa de baño, un polo sin mangas, mis sandalias y, sin tomar desayuno, pisé la arena y empecé a caminar.

Pensaba en muchas cosas triviales mientras miraba el mar transparente hacer pequeñas olas, pero una chica sentada en la arena recogida de rodillas y mirando el mar llamó mucho mi atención, me acerqué y pude notar que le salían delgadas pero notorias lágrimas de sus ojos. Me acerqué a ella y mirándola con un aire curioso le dije:



-Hola, ¿Te encuentras bien?

-Sí-me dijo con voz quebrada.
-¿Y por qué lloras?
-No estoy llorando, estoy pensando en cebollas. En ese momento yo solté una pequeña carcajada;aunque, si no fuera por la situación me hubiera reído más fuerte, porque me rompe el corazón ver a una mujer llorar.
-¿Cómo te llamas chica extraña?-le pregunté
-Micaela- me respondió un poco más calmada. Se me hizo un poco familiar ese nombre, y me inspiraba confianza .
-¿Puedo conversar contigo un segundo?- Le dije con toda la confianza del mundo.
-Sí claro, siempre es bueno tener compañía, por cierto: ¿tu nombre es...?
-Joe.¿Y dime, eres de por acá?
-No, sólo soy una persona que viaja por muchos lugares para conocerlos, no quiero morir sin antes a ver visto todo el mundo.
-Interesante...y dime, ¿te gustaría caminar por ahí?
-Sí claro, Joe.
Mientras caminábamos vi como su cabello ondulado se movía, como su esbelta figura podía llamar la atención de cualquier playista, se movía con una ligereza increíble; parecía una pluma en el viento.
-¿Por qué estabas llorando cuándo te encontré?- le pregunté mientras que ella veía el horizonte.
-Por nada, son cosas que pasan, no es la primera vez que me meto con un idiota.
-Bueno, suele pasar. Sabes, no me sorprende que a alguien como tú le lluevan los pretendientes.
-¿A qué te refieres?
-Es que eres una chica muy linda, ¿qué clase de chico no quisiera tenerte como novia?
-Pero muchos de ellos son unos idiotas superficiales.
-Sí.. tienes razón, muy poca gente hoy en día se fija en el interior de una persona, sólo quieren lucir a su novia como un trofeo.
-Me gusta como hablas, Joe.
-Gracias, es que ando inspirado.

Caminamos y yo cada vez la veía más, llegamos hasta una pequeña casa rodante estacionada.
-Bonito camión-le dije.
-Sí, es bastante leal; ¿quieres verlo por dentro?. Abrió la puerta que,al momento de deslizarse,hizo un ruido que denotaba que estaba oxidada y vieja. Dentro había una pequeña cama, una lampara, libros desparramados,ropa apilada en un rincón y fotografías pegadas en las blancas paredes de la casa rodante.
-Siempre quise vivir en una casa rodante-le dije.
-Sí, es lo máximo; siempre estas yendo a todos lados, conoces gente y, si tienes suerte, encuentras a alguien muy especial... como tú- Se sonrojó al decir esto, acto seguido me cogió bruscamente de mi polo y me besó apasionadamente, yo no dude en seguirle el juego. Terminamos de besarnos y ella me dijo:
-¿Te gusta el alcohol, Joe? 
-Sería homosexual sino.
Y así nos embriagamos sin que nada nos importe y nos besábamos y nos manoseamos, y lo único que recuerdo es que me entró un profundo sueño y me quedé dormido en su pequeña, pero cómoda, cama.




Pasaron no sé cuantas horas cuando desperté en una bañera grande, repleta de cubos de hielo y desnudo, no tenía idea de dónde estaba y me desesperé, traté de levantarme y al mismo tiempo sentí un dolor inmenso en la zona abdominal. Busque algo que me sea útil y encontré en el piso un papel que, con mucho esfuerzo, recogí. Este decía: "Tienes   aproximadamente dos horas para llamar a una ambulancia, sino te mueres.". Atte:La llorona.


   

miércoles, 6 de octubre de 2010

Placer Extravagante


      Levaba días sin dormir y le ardían los ojos, estaba harto de ese horrible insomnio a causa de los sueños apocalípticos que tenía.Se miraba al espejo y podía notarse tan cansado e infeliz, prendió un cigarrillo y lo fumó como si fuera el último sentado en su cama. Salió hacía la ventana de su habitación y pudo observar la ciudad depresiva y gris, al fin a cabo, lo que ganaba como limosnero no le permitía vivir en un mejor lugar. Siempre recordaba la voz de su madre en las mañanas despertándolo para ir a la escuela, la música que le fascinaba escuchar como las sinfonías tan excitantes de Ludwing Van Beethoven, la voz áspera de Kurt Cobain y la sutileza de Tom Yorke en sus letras; pero lo que más extrañaba era la voz de su novia cuando vivía con ella y la veía plantar flores en el jardín y les hablaba como si se trataran de sus propias hijas que nunca tubo.


Salió de su habitación, ya cambiado, y se dirigió a su pequeña cocina; pero no tenía nada qué comer. Enfadado por su desgracia cogió su violín que estaba al costado de su puerta de entrada y salió hacia la calle a ganarse el pan. Siempre, mientras que caminaba tenía una canción sonando en su cabeza, pues era lo único que podía escuchar gracias a su memoria. Se paró en la esquina sucia y llena de orines en la que solía pararse, abrió su pequeña caja y la colocó en el piso, a continuación empezó a tocar el violín, lo tocaba mas no lo escuchaba. Veía que la gente arrojaba monedas e incluso una que otros billetes. Esto era lo que hacía todos los días de su vida, hasta que lograba  recaudar una buena cantidad que sólo le alcanzaba para pagar la renta de muy pequeño apartamento,un poco de comida y una cajetilla de cigarrillos.           


Se sentía miserable, de no poder escuchar nada mas que sus propios pensamientos, de escuchar esa horrible noticia del médico diciéndole que dentro de poco iba a perder la audición por completo, que nada podía salvarlo: ningún tipo de operación, de su madre llorando ante tal noticia. Su madre murió al poco tiempo que el perdió el sentido auditivo y su novia murió en un accidente de auto. Estaba solo, solo en este vacío y sucio mundo, miraba a las demás personas en su vida tan feliz y cotidiana, llena de amor y de sonidos. No entendía por qué Dios lo había traído al mundo: solo para tener una vida tan miserable y silenciosa. Estaba harto de su injusticia, ya no quería vivir más, pero encontraba el suicidio algo muy cobarde y sin sentido. Maldecía así, haber nacido; todos los días de su vida. Se preguntaba: ¿Qué me puede hacer feliz?


Su suerte iba empeorando, cierto día mientras que tocaba el violín; una sarta de vándalos robó su caja donde guardaba el violín, estaba llena de monedas y billetes. El los trató de alcanzar pero la vejez, junto con el cansancio le venció. Llegó a su apartamento y lloró, lloró de cólera y de rabia, se sentía una persona inservible, que sobraba en el mundo, odiaba con toda su alma ser sordo:entonces decidió cortarse la oreja derecha; cogió el cuchillo de su cocina y con un rápido y fuerte corte, se la quitó. Dio un grito muy doloroso, que no podía escuchar, pero si sus vecinos; que, ante reverendo susto, llamaron a la ambulancia. Él estaba desmayado por el dolor en el piso, se lo llevaron y cuando despertó en la camilla del hospital se sentía más feliz que nunca, había amado el dolor que había sentido en ese momento y ya quería salir de ese lugar para seguir gozando de dolor. El mismo día le dieron de alta y se dirigió a su casa a hacer exactamente lo mismo, pero con su otra oreja, gozaba ese dolor como nunca, sentía un placer increíble como cuando hacía el amor con su novia. Lo llevaron de nuevo al hospital, y después de curarlo se dieron cuenta que, obviamente, sufría de un tipo de esquizofrenia que normalmente las personas con elevada depresión sufrían. 

Luego que le dieran de alta otra vez, fue llevado hacía un manicomio, donde fue internado y tratado como una de las personas más delicadas del centro. Ahora estaba atado desde los pies hasta los hombros y no podía hacer nada: de nuevo su vida volvió a hacer miserable y lloró, pero de pena esta vez. No había ahora sí nada que lo haga feliz, ni siquiera su muy querido violín que jamás volvió a ver ni a tocar, ni fumar sus deliciosos cigarrillos.

lunes, 27 de septiembre de 2010

Kid A

     ¿Cómo tendré que empezar para explicar esta historia, querido lector?. Este acontecimiento que me hizo reconocer que estaba demente.

Mi nombre es Alex tengo 21 años y escribo este relato desde la prisión, y sí que merezco estar aquí. Mis padres se divorciaron cuando yo apenas tenía cinco años, y yo solo tenía un amigo que nadie mas que yo podía ver,su nombre era Darien; juntos escuchábamos a los Beatles, pero no de la forma habitual sino gritando coléricamente en cada uno de los coros como si se tratara de Nirvana. Un día mi madre me llevo al médico quejándose que era muy hiperactivo y este le recetó que me inyectaran un calmante. Darien me advirtió que si me inyectaban él se iría para siempre. Yo lloré, grite y pataleé para que no me inyecten, pero dos malditos tipos en bata blanca me agarraron de los brazos y piernas. Luego de eso me sentía nauseabundo, cansado y sin ganas de nada.

Desde ese día no volví a ver a Darien, pero sabía que volvería, soñaba su regreso; pero nunca sucedió. Lo único que escuchaba en las noches era las peleas de mis padres: "Eres un maldito conformista, toda tu vida serás un puto mecánico". "Cállate maldita perra, ¿no ves que hago lo mejor que puedo?". Escuchaba vidrios rompiéndose y mi madre llorando. Se separaron y mi madre me dejó en casa de mi abuela, me dijo que iba a comprar cigarrillos pero jamás regresó.

Mi abuela olía todo el tiempo a tabaco, era toda arrugada de pelos grises y siempre estaba sentada en su mecedor tomando whisky barato y acariciando su gato. No comía lo que me daba porque me di cuenta después de un día en su casa que me daba comida para gatos: rancia y dura. Entonces me pasaba el día en la calle viendo los viejos ebrios tirados en las calles pidiendo limosna a la gente que pasaba, me daba asco esa gente. Me senté en una banca del parque a ver el triste vacío interior que lleva la gente caminando paseando a sus perros hasta que la voz de un chico que me sacó de mi fantasía por completo dijo:
-Hola, ¿también estás marcando?
-¿Qué es eso?-le pregunté con mucha curiosidad.
-¡Jajajaja!, mira y aprende novato.
A continuación se despegó de la silla y cautelósamente  siguió a un tipo y ¡zas! a la velocidad de un rayo le sacó la billetera del bolsillo trasero del pantalón, y como una bala se fue corriendo mientras que el tipo lo perseguía insultándolo hasta que se dio cuenta que era inútil seguirlo. Después de aproximadamente 10 minutos apereció sin que me de cuenta y le dije:
-Vaya que eres muy escurridizo amigo mio.
-Así me gano la vida compañero, al menos me alcanza para comer. Hablando de comer, creo que eso es algo que a ti te hace falta,toma, con esto te alcanzará para una barra de chocolate.
Y me dio en la mano 1 sol.
-Gracias- y de verdad que se las di, no había comido en dos días.
- De nada flacucho, por cierto mi nombre es Oscar.
-Yo soy Alex- Le respondí mirándolo con respeto.
-Vamos te enseñaré a "marcar", es muy fácil; pero eso sí cuidate de los polis porque si te agarran te sacan la mierda.
-Pensé que estaba prohibido golpear a un niño- le dije preocupado.
-¡Ja!, eso es para los ricos flacucho.

Pasó el tiempo y me enseñó, y vaya que me volví todo un experto, ganaba una buena cantidad de monedas y andar con Oscar era de la mejor. Ya no vivía en la casa de mi abuela, nunca me trató de buscar tampoco, vivía en la calle con Oscar: bajo el puente, en los callejones cerrados, en jardines de casas, carros abondonados. Y siempre luego de nuestra labor, nos íbamos a la tienda de música a ponernos los audífonos y escuchar a Nirvana, Led Zeppelin y los infaltables Beatles.

Llegué a los 21 años junto con Oscar, y nuestros robos eran ahora a mano armada a gente que retiraba dinero del cajero automático y nos divertíamos, oh sí que nos divertíamos querido lector; porque después de eso comprábamos " la blanca nieves" de la mejor calidad del viejo "Piter", y esnifábamos sin parar y nos divertíamos con las prostitutas que alquilábamos en aquellos días. Pero un día todo cambió, se puso insolente porque pensó que había esnifado más coca que él y empezó a insultarme, sí querido lector, a su humilde narrador; y terminó diciéndome: "Maldita basura, no vales ni un carajo:ni tus padres te quisieron, ni las putas te quieren, eres una escoria para la humanidad". Aquellas palabras me llenaron de la más profunda ira, no lo pude aguantar, cogí mi revolver y le disparé en la pierna."Hijo de la gran puta, concha de tu madre, malnacido". Y esas palabras si que las disfruté y empecé a reírme de la forma más vil que usted amigo lector puede imaginar, y le seguí disparando.En esos momentos lloré como un niño porque, por primera vez en esos momentos extrañé a mis padres; le agujereé todo el cuerpo hasta que la habitación se lleno de esa roja, espesa y viva sangre. La policía abrió la puerta violentamente apuntándome en la cabeza tres revólveres."¡Quieto mierda!".

Y así,querido lector, Diosito me dio un nuevo hogar:el juez me dio una sentencia de 40 años y ya llevó tres en está jaula enorme. Aquí dentro vivo feliz, porque encontré el amor en Jesús; mi compañero de celda.

domingo, 12 de septiembre de 2010

Arrepentimiento de muerte

    Orlando era un chico introvertido, prefería quedarse en su casa un sábado por la noche en lugar de ir a fiestas. Acababa de entrar a la universidad, a una de las mejores en Lima, pues desde niño era bastante dedicado a sus estudios, y sus padres le inculcaron el hábito de responsabilidad. Él estaba feliz en su primer día, las clases las llevaba sin problema alguno, pero no socializaba con nadie hasta que llegó su última clase del día, y como de costumbre, llegó puntual. Pero está clase fue especial para él, oh sí que lo fue; porque, mientras veía a la gente entrar, una chica llamó su atención, una chica que para él era indescriptible, su corazón empezó a latir rápido cuando entró y más aún cuando se sentó a su lado.
Durante todo el resto de la clase no se le ocurrió mirarla, ni decía una sola palabra hasta que esta terminó y la joven le preguntó:
-Hola, ¿cómo te llamas?
Orlando se quedó congelado y e incluso por un momento pensó haber olvidado su nombre.
-Orlando-respondió 
-Yo me llamó Noah-dijo con una sonrisa en el rostro-Me preguntaba si querías venir conmigo a la biblioteca para hacer el trabajo juntos.
Orlando no se lo pudo creer y acordó con ella en ir.

En la biblioteca, se sentaron, y Orlando no soltó una palabra durante todo el tiempo. Solo la veía, y no podía creer lo hermosa que era, se había enamorado de ella desde que la vio y lo único que quería hacer en ese momento era acariciar esas bellas mejillas con sus dedos. Terminaron el trabajo y salieron juntos hacía la puerta principal, en el camino conversaron:
-¿Nada difícil el trabajo cierto?-preguntó Noah
-No para nada, bastante sencillo-respondió Orlando con cierta timidez.
-Sí, pero tú lo hiciste bastante rápido; eres listo.
-¿Enserio crees eso?
-Claro, lo pude notar sin que ni siquiera hablara contigo.
Orlando se sonrojo, pues nunca alguien, aparte de sus padres, había alagado su inteligencia y le empezaron a temblar un poco las manos.
-Gracias-respondió con voz quebrada.
-¿Estás bien?-preguntó preocupada Noah-Tus manos están temblando-y cogió sus manos,que estaban heladas. 
Orlando vio las pequeñas y refinadas manos que sostenían las suyas-No, no es nada, me pongo así cuando tengo frío.
-Bueno, pues la verdad es que sí hace bastante frío.
Llegaron hasta la puerta principal y se despidieron, besó esas mejillas angelicales con sus labios fríos y partió hacía su casa.

Desde ese día sintió que su vida había cambiado, se sentía diferente, tenía el corazón latiendo de alegría, e inspirado lo primero que hizo al llegar fue escribir en un cuaderno vacío: "Estoy enamorado de una rosa fresca, y cada aliento suyo despierta en mí mil combates".

Tenían clases juntos tres veces a la semana y él esperaba con muchas ansias cada una de esas clases,fue pasando el tiempo y se llegaron a tener mucha confianza. Un día su profesor les dejó un trabajo que requería de toda una tarde según había calculado Noah y le propuso ir a su casa para hacerlo. Orlando aceptó y decidieron irse caminando, pues Noah no vivía tan lejos.

El frío era intenso y el viento soplaba violentamente.
-Tengo mucho frío Orlando-dijo Noah temblando.
Orlando la abrazó rodeando sus hombros y espalda. Y Noah dejó caer su cabeza sobre su hombro. Él se sentía querido, como nunca antes.
-Te quiero-le dijo Orlando
-Yo te quiero porque me haces sentir especial, eres una persona única Orlando-Le respondió con una voz celestial, fueron las mejores palabras que él había oído en su vida.

Llegaron a su casa e hicieron el trabajo, de vez en cuando él la besaba en la mejilla y ella le contestaba con una sonrisa sonrojada. Al momento de despedirse salieron juntos hasta la puerta de su casa y se detuvieron ahí, él se quedó viendo la profundidad de sus ojos pardos. Se acercó a ella y le acarició la mejilla, se acercó aún más y se besaron, y el sentía cómo su alma podía encontrarse con la de ella a través de sus labios; mientras se besaban, él agarró sus manos y le dijo:
-Te quiero-le susurró al oído- Has cambiado mi vida por completo, y amaría estar contigo.
-Perdóname, perdóname pero no puedo, no me siento preparada; mi última relación fue un fracaso y necesito de más tiempo para sentirme lista.

Orlando se fue con el corazón destrozado y lo único que hizo al llegar a su casa fue encerrarse en su cuarto con la luz apagada a escuchar música, ahora se sentía solo, su vida no tenía sentido alguno.

Al día siguiente se sintió aún peor, Noah ahora caminaba con otro tipo y ni lo vio caminar por el pasillo; cuando le tocó la clase que llevaban juntos ella se sentó lejos de él y eso lo apenó aún más, pero tenía que entregarle algo; al final de la clase la alcanzó y la saludó:
-Hola Noah, tengo que darte algo.
-Ah, hola ¿qué es?
-Quiero entregarte este cuaderno.
-Ah, ok gracias-Ella guardó el cuaderno en su mochila,sin mostrar interés alguno.
-Adiós Noah.
-Adiós Orlando.

Orlando se encontraba frustrado, no tenía idea de por qué Noah estaba así, empezó a pensar que siempre le había gustado otro chico, se estaba volviendo loco. No podía soportar el hecho de verla agarrada de la mano con alguien más, cogió el revolver, camuflado en el cajón  de su padre, y se dirigió a la casa de Noah.

Noah abrió la puerta y dijo:
-¿Si?
-Hola, ¿puedo hablar contigo adentro?
-Está bien, pasa.
Subieron hasta su habitación, era bastante amplia y tenía un guardarropa que estaba asegurado con un pequeño candado, le causó mucha curiosidad.
-¿Qué tienes que decirme?
-Eres perversa, juegas con mis sentimientos sin importarte cómo me sienta.
-Pero Orlando, tienes que aceptar que no me gustas, no quiero tener enamorado.
-¡Mentira! a ti te gusta otro chico, corren los rumores que te encontraron besándote.
-¿Y a ti por qué te tendría que importar eso?, es mi vida y no tienes por qué controlarme.
-¡Lo sabía, eres una maldita arpía!.Sí no estás conmigo, ¡no estarás con nadie! .Sacó el revolver de su padre le apuntó a la cabeza y jaló el gatillo.
Noah murió al instante, su cabeza junto con su cuerpo cayeron al piso y empezó a formarse un charco de espesa y roja sangre.Él soltó el arma y esta cayó al piso,se sentía asqueroso, le dolía la cabeza de ver tanta sangre y quería vomitar;luego se dirigió hacía el armario, rompió el candado y cuando abrió la puerta vio algo realmente hermoso: Un espacio sólo para él, fotos de él que ella había tomado sin que él se de cuenta pegadas en la pared que formaban una frase que decía: "Te amo Orlando Tristán” y en un pequeña caja de zapatos había una etiqueta pegada que decía: "La cosa más valiosa en mi vida", abrió la caja y vio el cuaderno que el había había llenado de poemas y frases desde que la conoció.

domingo, 29 de agosto de 2010

Pensamiento Obsesivo

La veía venir, veía como se movían sus caderas, ese cuerpo espectacular (como el de una guitarra), delgada, lo que todo hombre deseaba. Me saludó con un beso en los labios y me dijo:

-Hola, ¿cómo has estado?
-Bien, gracias.-Le respondí sin ganas
-¿Me has extrañado?-Preguntó
-Sí, seguro conociste algún chico por ahí.
-No, nada que ver.¿ O sí?-Dijo graciosamente
-¿Qué?-Le respondí en un tono que entienda que no me daba gracia alguna. Porque, no sé por qué, me creo lo que dice.
-Es broma, no te molestes.
-Ah, esta bien.

Me agarró de la mano y empezamos a caminar por una calle por la que habíamos caminado ya más de un par de veces, pero no me miraba,miraba de frente sin decir nada; terminamos sentándonos en un parque solitario, en una banca. Le miré el rostro y le dije:

-Te quiero
-Gracias, yo también-Me contestó distraída, aún sin verme-
-¿Qué tal el viaje?-Le pregunté sin interés.
-Bien,mi mamá compró muchas cosas en Francia, me pasé todo el día en la tienda de ropa y mi hermano estaba aburrido. El hotel estaba de lo mejor y me pasé toda la noche leyendo a Fredy Asencios sus libros pueden ser un poco aburridos al comienzo, pero siempre terminan impresionándome.
-Ya estoy harto que me hable de ese escritor marica-pensé-Qué bueno, ¿entonces la pasaste bien?
-Claro amor, te extrañé.
Mostré una sonrisa fingida y le respondí que yo también la extrañaba.
-Ya tengo que irme-Me dijo
-¿Tan pronto?
-Si, es que...mi mamá me necesita.-Me dijo en un tono sospechoso
-Bueno, ¿Quieres que te acompañe hasta tu casa?-Le pregunté
-No, no....puedo irme sola, enserio.
-Como quieras.-Le dije en tono enojado
-Adiós-y se fue-

Pero, me quedaba con la duda, pensaba que se iba a ver con algún idiota. Estaba inseguro, no confiaba en ella, sentía que me engañaba, pero no podía hacer ni mierda. Enojado, me fui a mi casa.

Dos horas más tarde la llamé al celular, mas no me contestaba, la llamé más de 15 veces, pero solo escuchaba esa voz que, cada vez que escuchaba, me daba ganas de estampar mi celular contra la pared: <Si desea, deje su mensaje en la casilla de voz>.Luego de media hora volví a llamar y me contesto diciendo: <Estoy ocupada,llámame después>, no me dejó hablar y me colgó. Eso me puso iracundo, cogí mi cajetilla de cigarros y salí de mi casa a fumar, era una noche fría y estaba lloviendo (me gusta mucho cuando eso sucede), en cada bocanada había amargura, sentía cómo ese humo lleno de químicos tóxicos viajaba a través de mi esófago y terminaba en mis pulmones.

Regresé a mi casa, la llamé y esta vez me contestó y me dijo:
-Hola, perdona estaba en la casa de mi abuela y estaba hablando con ella.
-No te preocupes-le respondí, pudo notar mi tono de enfado.
-Ya es tarde, y tengo sueño; ya hablaremos mañana-me lo dijo en tono de que no le importaba mi molestia
-Como tú lo desees-le respondí de la misma manera, y colgué.

A la mañana siguiente la llamé, y le propuse una salida, pero ella me la negó.De nuevo empecé a desconfiar, a pensar que se iba a ver con alguien, que me engañaba. Cogí mis llaves y salí hacia su casa, la esperé afuera todo el día, pero no salió mas que para ir a la tienda.Nadie la fue a buscar, y mientras estaba escondido, me llamó al celular y me dijo:

-Amor, ¿estás molesto?
-Qué hipócrita-pensé-No, para nada; estoy en mi cuarto,estudiando.
-Que bueno.Por cierto, quiero decirte algo,¿recuerdas ayer que me llamaste y te dije que estaba en casa de mi abuela?, bueno pues tengo que confesarte algo.
Me puse helado, estaba esperando a que me dijera que tiene un amante.
-¿Me mentiste?-Le pregunté iracundo
-Escúchame renegón, ayer le pedí a mi mamá que me lleve a una tienda de música y me pasé todo el día recorriendo varias tiendas, y recordé lo mucho que te gusta la banda "Cabeza de radio", y te compré el álbum que no podías conseguir como regalo de cumpleaños.
-¡¿Enserio?!-Le pregunté muy excitado
-Tengo que decirte algo más.
-Claro, dime.
-Mira, tal vez estos días he estado como que muy apagada, y es que necesitaba conocerte,conocer tus reacciones,y me gustó mucho que nunca desconfiaras de mí, pues mis últimos novios eran demasiado celosos,donde sea me seguían,me preguntaban de todo, incluso, uno de ellos se escondió todo el día tras un arbusto en el jardín de mi casa, y pensé que podrías ser como ellos; perdóname si te hice sentir mal,tengo muchas ganas de verte, Te quiero.

lunes, 23 de agosto de 2010

Adaptación de felicidad

Mejor productividad,
cómodo,
no beber demasiado,
hacer ejercicios regularmente
(3 veces a la semana),
comer bien
(no más comidas calentadas en el microondas ni grasas saturadas).
Dormir bien
(no pesadillas),
no paranoia,
cuidadoso con todos los animales
(no tirar las arañas muertas por el inodoro),
tener contacto con viejos amigos
(tómate un trago ahora y siempre).
Favores por favores,
cariñoso mas no enamorado.
No matar mosquitos ni poner hormigas en agua hervida.
No más miedo a la oscuridad ni a las sombras del mediodía.
nada tan ridículamente adolescente y desesperado,
nada tan infantil (en un paso mejor),
lento y más calculado,
sin oportunidad de escapar.
preocupado (pero impotente),
un miembro poderoso e informado de la sociedad
(pragmatismo no idealismo),
no llorar en público,
menos posibilidades de enfermarse,
buena memoria,
sigue llorando ante una buena película,
sigue besando con saliva,
no más vacío y frenético
como un gato.
(La habilidad de reír débil),
calmado,
adaptado,
saludable y más productivo
un cerdo
en una caja
en antibióticos.